«Florence» hace huir a miles de residentes de la costa este

Raleigh, Carolina del Norte.- Miles de automovilistas se alejaban el martes de la costa por carreteras convertidas en rutas de evacuación, y 1,7 millones de habitantes de tres estados recibieron la indicación de apartarse del trayecto del huracán Florence, una tormenta escalofriante que se dirige a las Carolinas con vientos de 225 kilómetros por hora (140 mph) y lluvias potencialmente desastrosas.

De acuerdo con los pronósticos, Florence tocará tierra el jueves en la noche o el viernes en la madrugada, después bajará su velocidad de desplazamiento y causará precipitaciones por varios días que alcanzarán entre 30 y 75 centímetros (entre 1 y 2,5 pies) que podrían derivar en inundaciones incluso lejos de la costa y causar estragos ambientales si anega vertederos de desechos industriales y granjas porcinas.

Tanto meteorólogos como políticos solicitaron a la población que tomara con seriedad las advertencias y describieron los peligros sin rodeos.

«Esta tormenta es monstruosa. Es enorme e intensa. Es un huracán histórico, extremadamente peligroso», dijo el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper.

Los tres estados ordenaron evacuaciones de gran escala en la zona costera. Pero apartarse de la ruta de daños no es tarea fácil.

Debido a su gran anchura, Florence causa una marejada ciclónica que se extiende a 480 kilómetros (300 millas) de su vórtice, y como carga tanta agua podría causar un diluvio en una franja que va de Carolina del Sur a Ohio y Pensilvania.

La gente en la región se apresuró a comprar botellas de agua y otros suministros, protegió sus viviendas con planchas de madera o se marchó de sus comunidades.

Un número reducido de vehículos iba en sentido contrario, como camionetas de carga que transportaban madera contrachapada y otros materiales de construcción.

Las gasolineras comenzaron a quedarse sin combustible incluso en zonas distantes al oeste, como Raleigh. Algunas tiendas agotaron sus existencias.

A las 5 de la tarde, la tormenta se ubicaba a 1.260 kilómetros (785 millas) al sureste de Cape Fear, Carolina del Norte, y avanzaba a 28 km/h (17 mph). Se cataloga como tormenta de categoría 4, pero se prevé que siga alimentándose de las cálidas aguas hasta alcanzar la categoría 5, que implica vientos de 253 km/h (157 mph) o más.

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