Ciudad de México.- Un grupo de activistas, en su mayoría anglosajones, abre las puertas de sus hogares para brindar refugio y bienvenida a los integrantes de la caravana migrante que lograron ingresar a Estados Unidos, en un mensaje opuesto al que envió la administración del presidente Donald Trump al grupo de centroamericanos.
“Crecí aprendiendo el valor de la hospitalidad. Para mí, se trata de quiénes somos como país”, expresa Heather Cronk, codirectora de la organización Showing Up for Racial Justicie (Mostrándose por la Justicia Social (SURJ, por su sigla en inglés), que junto a la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar (NDWA) impulsa una campaña para mostrar que Estados Unidos tradicionalmente da la bienvenida a los inmigrantes.
“¿Lo decimos en serio cuando decimos ‘libertad y justicia para todos’, o dejamos que el racismo de esta Administración nos defina? Creo que tenemos que demostrar que Trump no habla por nosotros “, sostuvo la activista durante una entrevista.
De costa a costa del país, decenas de anglosajones contestaron al llamado para brindar techo, comida, transporte, asistencia legal y emocional a las decenas de refugiados de la caravana que sean aceptados por las autoridades migratorias.
La campaña ha reunido a más de 100 voluntarios en todo el país, cuyas respuestas han llegado desde lugares cercanos a la frontera, como San Diego (costa oeste estadounidense), hasta otros tan lejanos de la demarcación como Charlottesville, Virginia, donde Grace Aheron ofrece un hogar para una de estas familias.
La joven de 27 años, que apenas habla en español, decidió compartir su casa con uno o varios de estos inmigrantes que argumentan escapar de la violencia callejera y en algunos casos doméstica, o ambas.
“Tenemos espacio extra en la casa, y en nuestras vidas, para hacer la diferencia y ayudar a estas personas que vienen escapando de la muerte”, dijo Aheron en una entrevista telefónica.
Afincada en la otra punta del mapa, en la costa este, Aheron está dispuesta a asumir esa responsabilidad y junto a otros voluntarios está lista para brindar el transporte hasta Charlottesville, una ciudad de casi 46 mil habitantes, donde más del 70 por ciento son blancos y se habla muy poco español.
Además de una cama limpia, un plato de comida caliente, y el servicio de un amigo de la activista que habla español, los inmigrantes que lleguen a esta ciudad podrán acceder a clases de inglés y otros recursos de educación y salud que Aheron ha logrado conseguir.
En su vecindario, que queda a unos 274 kilómetros al sureste de la capital del país y también de la residencia del presidente Trump, según comenta, la joven se ha encargado de expandir el sentimiento de bienvenida a los inmigrantes.
“Aquí no hay ningún sentimiento negativo hacia ellos, por el contrario, todos con los que hablo están preguntándome cómo pueden ayudar. Ese es el espíritu estadounidense, de dar la bienvenida al que lo necesita”, recapitula.
Un total de 228 inmigrantes que llegaron a la oficina de inmigración de San Ysidro, en California, y que formaron parte de la caravana que atravesó México, lograron ingresar a las instalaciones del Control Fronterizo y Aduanas (CBP) para solicitar asilo, hasta el día de hoy.
El último grupo de casi 80 personas tuvo que esperar desde el domingo pasado en un campamento improvisado frente a las instalaciones, y en medio de las advertencias de la Administración Trump de que aplicará rigurosamente la ley.
Esas advertencias del gobierno son las que han impulsado a los activistas y voluntarios a enviar un mensaje de bienvenida e incluso aceptar responsabilidades en los problemas que enfrentan los inmigrantes.
Para Jess Morales Rocketto, presidenta de la campaña “We Belong Together” y directora política de NDWA, la respuesta de jóvenes anglosajonas como Aheron demuestra que existe una parte del pueblo estadounidense que comprende las razones por las que los integrantes de la caravana, provenientes en su mayoría de Guatemala, El Salvador y Honduras, están huyendo de sus países.
“Nadie quiere irse y dejar familia y amigos atrás; lo hacen porque les toca. Tenemos la responsabilidad de apoyarlos”, resalta Morales.
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