Campeona mundial de Footbag es mexicana

Una mochila desgastada por el trajín de los viajes constantes. El balón y unos tenis que muestran el esfuerzo y reflejan la pasión. La sonrisa que demuestra la diversión. Así es Paloma Pujol, campeona del mundo en Footbag y campeona del Campeonato de Freestyle Panther Ball. Actualmente, Paloma vive en España, pero lleva a México en el corazón, pues hace 31 años llegó a este mundo, exactamente en Tequisquiapan, Querétaro. Sus inicios en una disciplina como el Footbag fue por coincidencia y tradición familiar.

“Me gustaba el futbol, entonces me gustaba darle toques (dominadas) al balón. Mi madre, quien era hippie en su época, vio a una señora vendiendo artesanías y me compró tres. Me dijo que cuando destruyera el primero me daría el siguiente. Mi mamá me enseñó a jugar, porque ella vivía aquí en México y aprendió en la Universidad”, expresó en una plática con ESTO.

Conforme fue creciendo, lo único que quería era jugar futbol. Tuvo su oportunidad en su natal Tequisquiapan; sin embargo, se dio cuenta que lo suyo eran las dominadas, no el patear al arco. “Yo jugaba futbol en Tequisquiapan, pero las niñas no podíamos jugar al futbol en 1999. Mi abuelo dijo que yo iba a jugar y hacía trampas con las fichas. Yo jugaba futbol, pero más que disfrutar el juego, disfrutaba del equipo. No me importaba para nada si estaba en el banquillo. Lo que me gustaba era entrenar y estar con las amigas. Yo disfrutaba mucho haciendo toques (dominadas)”, exclamó entre risas.

Después, los conflictos familiares la llevaron a Madrid. “Mi madre se separó de mi padre. Él es catalán y ella madrileña. Entonces ella quería un cambio. Quería irse a Querétaro o a Madrid y decidió irse a España. Yo no quería, pero vi España y dije, esto es una maravilla”.

En cuanto arribó al Viejo Continente, vio a la “hackey” (un pequeño saco de tela relleno de semillas o plástico) como la oportunidad de crear amigos, pues su pasado se quedó en México.

“Llegando a España me inscribieron a un equipo femenil (de futbol)y dije que es una maravilla. Todo ese tiempo jugué al hackey y estuve en equipos ocasionales conforme crecí. Ya en 2005 apareció la magia, apareció la “hackey”. Siempre llevaba un hackey en mi mochila. Luego empecé a ver grupitos de gente jugando y preguntaba si podía jugar. Era una manera de hacer amigos. El hackey fue importante en mi adaptación. Yo aprendí a jugar aquí en 1999 y cuando la saqué en el colegio en España, fue un imán para hacer amigos. Un día llegó un chico y me dijo que jugaba increíblemente. Me dijo que si había buscado gente en internet que hiciera esto y pensé que no iba a haber un club de esto y para mi sorpresa lo encontré”.

Pese a que el Footbag no es una actividad muy popular, Paloma se las ingenió para prepararse de la mejor forma y viajar a su primer torneo en el cual no tuvo mucho éxito. Tuvo que esperar hasta 2015 para que su esfuerzo se viera reflejado.

“Yo empecé a jugar al Footbag y luego me encontré que la gente lo jugaba como deporte. Yo a los seis meses estaba yendo a París y fue a mi primer torneo. El siguiente año ahorré y me fui a Estados Unidos a mi primer Mundial. Fui sin saberme las reglas, pero el relacionarse con gente de otros países y el perfeccionar el inglés fue buenísimo. El Footbag siguió y siguió, pero nunca pude sacarle dinero, porque no es popular. La gente no está interesada en eso. Entonces sacas un balón y la gente te mira. En 2015 decidí que estaba harta de ser segunda por siempre. Esa vez agarré una dieta, yo sola, fui al gimnasio, comí bien y dormí bien. Fui a Dinamarca, sin patrocinador y ahorrando mucho. Fui y gané el Mundial”.

ESTO

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