AUSTRALIA. El cardenal australiano George Pell, número tres en la jerarquía del Vaticano, será juzgado por varios casos de agresión sexual, decidió este martes un tribunal de Melbourne, que descartó otros cargos del mismo tipo.
El prelado de 76 años, que asistió a la audiencia, se declaró no culpable de los hechos que se le imputan.
La magistrada desestimó sin embargo varias denuncias contra Pell, entre ellas algunas de las más graves.
El cardenal pidió una excedencia de su cargo como jefe de Finanzas del Vaticano para defenderse ante esas acusaciones, que según ha trascendido se remiten a hechos ocurridos hace muchos años.
El tribunal de Melbourne escuchó durante cuatro semanas los testimonios de presuntas víctimas del clérigo.
Robert Richter, el abogado de Pell, había considerado que el caso no debía ir a juicio, ya que las presuntas víctimas no eran creíbles.
Las acusaciones «son el fruto de problemas mentales, fantasías o son pura invención, con el objetivo de castigar al representante de la Iglesia católica en ese país por no haber impedido las agresiones pederastas cometidas por otros», había declarado el letrado.
El escándalo provocó una gran conmoción en Australia. No se han desvelado la naturaleza exacta de los hechos que se le reprochan al prelado, aunque las autoridades indicaron que implicaban a «múltiples denunciantes».
El anuncio de la inculpación de Pell coincidió con el final de una larga investigación nacional sobre la respuesta institucional en Australia a los abusos sexuales cometidos contra niños, solicitada por el gobierno en 2012 tras una década de protestas por parte de las víctimas.
El cardenal Pell, que declaró tres veces en el marco de esa investigación, reconoció ante los investigadores que había «fallado» en su gestión de los curas pederastas en el estado de Victoria en los años 1970.
En diciembre, la comisión de investigación dictaminó que las instituciones australianas habían «faltado gravemente a su debe» hacia los niños durante décadas.
Pell fue ordenado cura en 1966 en Roma, antes de volver a Australia en 1971 donde fue ascendiendo en la jerarquía católica.
Tras ser nombrado arzobispo de Melbourne en 1996 y de Sídney, en 2001, el papa Francisco lo eligió en 2014 para aportar más transparencia a las finanzas del Vaticano.
El cardenal es el clérigo católico de más alto rango en ser acusado de delitos relacionados con el escándalo de abusos sexuales que desde hace años sacude a la iglesia católica.
Los representantes de la Iglesia católica australiana apoyan a Pell, al que califican de hombre «decente».